El mundo es grande, pero lo hermoso y lo verdadero se esconden en lo pequeño. El mundo va muy rápido, pero lo que le da sentido es lo que no se va, lo que se queda un instante todavía, lo que permanece, lo que dura o reverbera o transcurre sin deberle nada al tiempo, que no se fija en él, ni a la eternidad, que lo desdeña por insignificante o diminuto. El mundo es grandilocuente y absoluto, pero es en el silencio, en lo humilde y en lo próximo donde uno puede encontrar una poética que también es una ética: la poética del alma de los seres mínimos que nos rodean.

Parafraseando a Ana Rossetti, intentar verter el cosmos de lo vivido y compartido durante este retiro literario en nuestro vocabulario insuficiente es una osadía, así que compartimos algunas imágenes que inmortalizan este encuentro, como lo está desde entonces en nuestros corazones.

Gracias Jesús por compartir tu magia, gracias amigos y amigas por formar parte del tendal, por ser familia.

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