Que la que aquí escribe admira profundamente a Sara Mesa es una obviedad. Que hayamos tenido la suerte de volver a disfrutar de un retiro literario con ella ha sido una alegría inmensa, además de un privilegio porque son pocos los talleres literarios que imparte.
Si en el primero, allá por noviembre del 2019 en Tossa de Mar, nos propuso salir de la corriente, porque «escribir es aprender a mirar desde otro lado, desde ángulos nuevos e irreverentes», y nos transmitió la idea de la escritura literaria como desviación, como una forma de anormalidad, tratando de desmontar la asociación convencional entre escribir “bien” y el virtuosismo formal, en esta oportunidad nos planteó, en apariencia, lo contrario: hablar de reglas, aunque solo fuese para reflexionar sobre ellas, discutirlas e incluso transgredirlas. Para ello, nos centramos en las reglas que ofrecieron tres escritoras de tres estilos diferentes: Shirley Jackson (San Francisco, 1916), Flannery O’Connor (Georgia, 1925) y Lydia Davis (Massachusetts, 1947).
Leímos algunas «recomendaciones» de estas autoras y algunos relatos, los analizamos para comprobar si ellas mismas las habían seguido a la hora de construir sus textos, los argumentamos, debatimos y construimos nuestros propios relatos breves.
El encuentro, en esta ocasión, fue en Camós, en una antigua rectoría hoy convertida en un precioso hotelito rodeado de naturaleza, donde compartimos la experiencia con personas que vinieron, además de desde distintas zonas de Catalunya, desde Italia, Euskadi, Andalucía o Alicante. Durante los tres días que duró el evento, además de abordar en profundidad los contenidos del taller que impartió Sara Mesa (quien nos reveló, en primicia, que en breve se publicará su nueva novela), de mantener interesantísimas charlas durante las sobremesas, de saborear la deliciosa gastronomía de la zona, de disfrutar del entorno, de crear lazos, hasta hubo tiempo para pasear por el precioso pueblo medieval de Besalú.
Mi eterno agradecimiento a la amiga Sara Mesa, por su forma de escribir, por su forma de mirar lo humano, por su talento y su cariño. Gracias, reiteradas, a las amigos y amigos que también compartieron con nosotros su luz.
