La perseverancia nos brindó la dicha de poder disfrutar, por fin, de la lucidez, generosidad y el cariño de Pedro Olalla. Dos veces tuvimos que suspender nuestro encuentro, debido a la pandemia, pero, como apunta el dicho popular, a la tercera vencimos y pudimos vivir la experiencia de dialogar y reflexionar con él en torno a la necesidad del Humanismo, entendido como realidad histórica, pero, sobre todo, como una actitud individual de cultivo y resistencia. Porque, como nos hizo ver, la resistencia es lo propio del Humanismo que, atravesando los siglos, llega hasta nosotros. El Humanismo es aprender a utilizar nuestro potencial de forma sabia y solidaria, nos dijo, y es necesaria la reflexión urgente en torno a él, sobretodo, en este tiempo presente en que el sistema establecido tiende a devaluar dicha formación como suntuaria y ajena al mercado, y ante un tiempo futuro que amenaza con estar marcado, no ya por la secular explotación del hombre por el hombre, sino por la silenciosa indiferencia del hombre hacia el hombre.
Como soporte literario, para indagar en la actitud humanista y en ese calidoscópico concepto griego –la aristeia– que nos desafía, no ya a ser mejores que los otros, sino mejores que nosotros mismos, acudimos a su “Trilogía de la Aristeia” –Historia menor de Grecia, Grecia en el aire, y De senectute politica–, y, por supuesto, a su flamante Palabras del Egeo, que, si aún no lo habéis hecho, os recomendamos leer.
El encuentro tuvo lugar en el precioso hotel Diana, ubicado en Tossa de Mar, emplazamiento que nos permitió disfrutar de relajados paseos enmarcados por un paisaje, como el propio Pedro Olalla apuntó, tan del Egeo.
