En el diario de cultura digital Núvol también se hace eco de nuestro retiro con Manuel Vilas. La periodista Ale Oseguera escribe la crónica que os traducimos a continuación. ¡Gracias!

Una mañana de verano, después del desayuno, el escritor Manuel Vilas, sentado en la cabecera de una mesa alargada que hay en el jardín, nos pregunta: “¿Quiénes son vuestros santos literarios?”. Los doce discípulos buscamos en nuestra historia, elegimos los nombres que presiden nuestros respectivos templos. Los autores son tan variopintos como nuestras procedencias: Kafka, Lorca, Pizarnik, Vonnegut… Alguien nombra a Vilas. Él sonríe, bromea, todos ríen. Si pudiéramos pasar tres días con alguno de los escritores nombrados, no lo habríamos dudado. Por eso estamos ahora aquí, compartiendo vida y literatura con el autor de la celebrada «Ordesa» (Alfaguara).

Quien hace posible el encuentro es Rita Rodríguez, fundadora de Entelequia Cultura. Con una extensa trayectoria en el mundo cultural como aval, ofrece ahora la posibilidad de aprender y convivir con autores de reconocido prestigio en idílicos entornos naturales de Cataluña.

El retiro con Manuel Vilas se lleva a cabo en una auténtica masía ampurdanesa, reconstruida y transformada en un pequeño hotel, el Mas 1670, en el pueblo de Calonge (Costa Brava). Entre los asistentes hay productores culturales, aspirantes a escritores y profesionales de la literatura —entre los que destacan Ben Clark, ganador del XXX Premio Loewe de poesía, y la escritora de ficción Laura Fernández—. Todos compartimos el amor por la palabra escrita, por medio de la cual buscamos encontrarnos y poner en orden nuestras dudas. Aunque “lo más desordenado en este mundo es la vida”, afirma Vilas.

Bajo el título Los libros de la vida. Las palabras del corazón, el taller consistió primero en un repaso por las diferentes tradiciones de la literatura universal. Desde Cervantes hasta nuestros días. Siguió bajo el epígrafe “Vida y literatura. La principal alianza” binomio que “admite cien mil posibilidades”, como apuntó Vilas. La charla podría haber seguido por horas, mas el mediodía apremiaba. Antes de comer, propone el autor, ¿por qué no darnos un chapuzón? La piscina prometía refrescar las ideas y acercarnos aún más.

Más tarde, una vez reanudada la sesión, Vilas pregunta nuestros temas de interés. En el ambiente ronda el espectro de la muerte, la tristeza, el vacío, fantasmas que compartimos con él. Es innegable que a todos ha conmovido Ordesa, última novela del aragonés, en la que reconstruye la historia de su familia y de su España particular. Vilas nos invita a un ejercicio de desnudez mental, emocional y geográfica, a la hora de escribir. Pero también a un ejercicio de precisión lingüística. Y de lectura. Mucha lectura.

La sesión del último día consiste en corregir en grupo los poemas y relatos cortos que hemos traído. Vilas lee, analiza, contribuye . Nadie es más generoso que él; ni cuando narra, ni cuando nos ayuda con su experiencia literaria. Esto no lo sabrá mucha gente. Quizá lo intuyen quienes pueden oírle en una charla. O quienes se acercan a él en una feria. Pero nadie podría aseverarlo como nosotros, los que hemos podido convivir con él durante tres días en Calonge.

El retiro culmina con abrazos, sonrisas e intercambios de teléfonos. Ya terminó así el anterior retiro organizado por Entelequia Cultura, protagonizado por la poeta y filósofa Chantal Maillard en el Montseny, un taller intenso y emotivo al cual tuve la oportunidad de asistir también.

Rita Rodríguez, por su parte, promete seguir trabajando intensamente en su objetivo de acercar a escritores y lectores de esta forma preciosa y nada habitual. El próximo otoño ya tiene preparados retiros con  Juan Arnau, Alejandro Palomas, Remedios Zafra y otros autores y artistas que irá anunciando.

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